La cueva de Altamira tiene uno de los ciclos pictóricos y artísticos más importantes de la Pre-Historia.
Ésta fue descubierta en 1868 por Modesto Cubillas que a su vez se lo comunicó a Sanz de Sautuola, un mero aficionado en paleontología que en 1875 hizo la primera visita a la cueva y reconoció algunos signos abstractos, como rayas negras repetidas y que nadie le daba la importancía necesaria por pensar que era una obra humana reciente. Unos años más tarde volvió con su hija puesto que tenía interés en excavar para encontrar algunos restos de huesos. Así con la segunda tentativa han descubierto varias pinturas de animales como bisontes, caballos, ciervos, antropomorfos y otros signos pertenecintes al período Magnaleniense III dentro del período Paleolitico Superior. Las pinturas nos daban una sensación de realismo por la sua viveza de colores, ilusíon de volumen por su abultamientos naturales de la roca y por su técnica de dibujo y grabado. Fue entoces que las pinturas de Altamira fueron el primer conjunto pictorico pré-historico de gran extesion conocido en el momento. Despertó así el interés del estudio de la cueva.
En 1921, Alfonso XIII toma las primeras medidas para la investigación y adecuación a la visita pública de la cueva. Así se inaugura el primer museo de la cueva de Altamira donde exponen objectos recuperados en las excavaciones arqueológicas. Se puede decir que la cueva de Altamira es pequeña, tiene apenas 270metros de longitud y es constituída por una galería con escasas ramificaciones y tiene 3 zonas distintas: El vestíbulo amplio, sala de pinturas policromas, salas y corredores con manifestaciones de menor importancia.
Con el elevado número de visitas fue necesario cerrar la cueva al público, porque sus pinturas se estaban degradando. Pero no tardó en que el Menisterio de cultura quedará con la responsabilidad de la cueva y crea el museo nacional y el centro de investigación de este monumento, el que permitió su reapertura al público. Fue entonces declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985 con un límite de visitas para su conservación.